El sensor volumétrico
es un dispositivo que ha generado una bisagra en lo que hace a la
seguridad en vehículos. Es, de todos los sensores, el más
estable y el que brinda mayor protección.
Se compone básicamente de un transmisor, un receptor de ultrasonido
y un traductor que vuelca esa frecuencia de ultrasonido en un impulso
de corriente eléctrica. Lo que queda a la vista es tanto
el transmisor como el receptor, los cuales se deben colocar uno
en cada ángulo superior del parabrisas delantero, apuntando
hacia atrás.
El funcionamiento, por tan simple que es, resulta asombroso. El
transmisor emite una señal de ultrasonido que va rebotando
en la luneta y el parabrisas hasta que llega al receptor, éste
recibe la señal y durante un tiempo neutro (generalmente
es el primer minuto de activado del sistema) solamente mide el volumen
y lo va comparando con distintas mediciones obtenidas. Al cabo del
denominado tiempo neutro, ya debe tener un valor constante y estable,
el cual es registrado. A partir de ese momento, permanentemente
lo va controlando y comparando. Ante la menor modificación
de ese valor, el traductor envía un impulso de corriente
eléctrica al cerebro que acciona el disparo de alarma.
En líneas generales, los sensores tienen un alcance que puede
abarcar perfectamente el interior de un vehículo tanto sea
convencional como utilitario o de los llamados 4 x 4. Existe un
tipo de sabotaje que consiste en cortar los burletes que mantienen
fijados los vidrios sin movimiento al vehículo, para luego
sacar el vidrio ya sea para robarlo o bien para hurtar lo que hubiera
en el interior del auto. El sensor volumétrico, en cuanto
detecta que cambia el volúmen interno, automáticamente
genera el disparo del sistema.
Otro caso que también queda protegido, es el típico
de doblar la puerta, sin inclinar el auto, sin golpearlo, sin romper
el vidrio y sin abrir la puerta (todos los sensores anteriores serían
ineficaces en este caso!!!). El sensor volumétrico no va
a impedir que el ladrón doble la puerta, pero sí va
a dar la señal en el momento en el que éste intente
invadir el volúmen interno.
También, de acuerdo a la programación que tenga, puede
enviar al cerebro distintos tipos de señales para que generen
diferentes disparos. Por ejemplo, ante una invasión mínima,
la que pude ser producida por el viento entrando por una ventanilla
mal cerrada, puede dar una señal de pre-alarma.
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